jueves, 25 de octubre de 2007

La Niñez de Charly

Fue el primer hijo de una rica familia porteña. Durante los años cincuenta, siendo presidente de la república el general Juan Domingo Perón, hubo grandes cambios sociales y la familia García Moreno tuvo que hacer algunos ajustes: el padre de Carlos comenzó a trabajar como profesor, enseñando física y matemáticas y Carmen Moreno, su madre, empezó a trabajar como productora de shows musicales para radio, especialmente de música folclórica.

En una ocasión sus padres tomaron unas vacaciones en barco a
Europa , muy probablemente debido a la posición política familiar, ya que el padre se negó a poner el crespón negro de luto en su fábrica, en señal de duelo por la muerte de Eva Perón, y dejaron al pequeño Carlos (de tres años de edad) solo, aunque no se sabe con precisión a cargo de quién (según una versión, con las empleadas de la casa, según otra, con una tía muy mayor y represora). Durante esos días Carlos tuvo un ataque nervioso y amaneció con la mitad de su rostro extremadamente blanco. Se le había producido un problema de pigmentación, llamado vitíligo. El efecto de esa enfermedad se puede ver hoy mismo en Charly García: un particular bigote bicolor.

Al volver del viaje, su madre le regaló un pianito de juguete. Inmediatamente Carlos comenzó a mostrar su talento musical. Su madre lo sorprendió componiendo melodías coherentes y bellas, y fue entonces que lo llevó a la casa de un vecino que tenía un piano. El niño dudó un momento, pero al descubrir que el instrumento grande funcionaba igual que su juguete, empezó a tocar e improvisar. Luego de ese día varios de sus vecinos comenzaron a reunirse en aquella casa para escuchar al niño tocar, al que llamaban con orgullo
el Mozart porteño. Al ver su talento, al año siguiente (con 3 años) su madre lo anotó en una escuela de enseñanza de música de su barrio, el conservatorio Thibaud Piazzini, de donde a la edad de doce años egresó con el título de profesor de música.

Cuando tenía 8 años, un conocido guitarrista folclórico llamado
Eduardo Falú estaba en su hogar preparando un show íntimo en una fiesta familiar. Charly le dijo a su madre: “Me parece que el maestro tiene esa cuerda desafinada”. Después de algunas pruebas caseras, la conclusión fue clara: el chico tenía oído absoluto.

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